Matild observó a su compañero, observó el dolor en sus ojos. Ella miró los cuerpos que yacían lejos en el suelo, la villa quemada en la distancia. Habían llegado tarde; no pudieron llegar a tiempo. Ella imaginó los gritos y los llantos. Ella no podía detenerlos.
Matild sabía que Romus se culpaba a sí mismo, esa era su gente; gente a la que había prometido proteger, y había fallado. Romus comenzó a moverse rumbo a la villa, el lugar que alguna vez fue su hogar. Matild supo que él buscaría las cenizas de su casa. Ella supo que él esperaba que su familia hubiera sobrevivido al ataque de los bandidos.
Matild sentía como su corazón se iba acelerando conforme se acercaban a los escombros de lo que parecía, había sido una pequeña casa. Las rodillas de Romus cedieron ante él. Matild no supo durante cuanto tiempo permaneció arrodillado, pero ya había comenzado a nevar. Ella puso su mano en su hombro. Lo mejor sería seguir avanzando.
Él se levantó, lentamente, y la siguió hasta el bosque. Encontraron una cueva para pasar la noche, estaba un poco húmeda, pero más seca y caliente que afuera. Mientras ella prendía el fuego pudo escuchar la respiración de Romus, el viento aullando, y el goteo del agua en algún lugar más profundo dentro de la cueva.
Ellos se sentaron en silencio, mirando al suelo durante lo que parecieron ser horas, hasta que Romus rompió el silencio, "Voy a matarlos". Matild lo miró sorprendida, percatándose de que en sus ojos había un odio que nunca había visto.
"¿Qué?" preguntó ella, su voz sonaba más aguda de lo normal.
"Los bandidos, los mataré por lo que han hecho." Matild escuchó que iba en serio. Ella frunció el ceño, su expresión dejaba claro que ella no lo aprobaba.
"El rey es-" comenzó a decir ella, pero se calló.
"El rey no está haciendo nada." refunfuñó él "De lo contrario, esto no hubiera pasado."
Matild suspiró y se dio una palmada en la frente, negándose a mirarlo mientras él hablaba. "¿Qué vas a hacer Romus?" preguntó "¿Ir por tu cuenta y matar a todo el clan?"
"Sí"
Matild se puso de pie, y se abalanzó sobre él, "No eres más que un simple alquimista." Ella no pretendía ser tan descarada, pero ya estaba harta del genio que él tenía últimamente. Ella sabía que él tenía sus conflictos internos por todo lo que había pasado a lo largo del año, y ella sabía que esta era su reacción al ver su villa en cenizas, pero ella estaba perdiendo lo poco que le quedaba de paciencia y compasión.
No importaba lo mucho que amara a Romus, su constante deseo de venganza hacia que el cariño se desvaneciera. Él la fulminó con la mirada, ella volvió a sentir los latidos de su corazón acelerarse otra vez; pero esta vez ella estaba segura de que era por ira, no por pánico. Así que siguió hablando "Si vas a continuar con esta racha de venganza; ya no te acompañaré" hizo una pequeña pausa para mirarlo "no esta vez."
Ella se mantuvo firme durante un momento, esperando una respuesta. Ella lo observó cuidadosamente y lo escuchó decir "Entonces vete." Eso era todo lo que ella necesitaba. Frunciendo las cejas, ella hizo exactamente eso; mientras juraba que él jamás la volvería a ver.
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